lunes, 7 de diciembre de 2015

El azúcar de mi niñez


Durante muchos años en mi época de juegos solitarios, en esos días cuando tenía mi amigo imaginario empecé a descubrir una pasión que a más de llenarme de felicidad a mi, plasmaba de sabor a toda la familia.
Mis inicios en la repostería casera datan de aquellas aburridas mañanas de verano escolar en las que, al no encontrar un curso vacacional que me gustara lo suficiente, decidía leer miles y miles de hojas de novelas sobre la segunda guerra mundial y cuentos maravillosos especialmente de escritores ecuatorianos que, además de llenar mi imaginación de creaciones fantásticas me inspiraba, pero, a qué? A meterme en la cocina y embarrarme de masitas y harinas.
En mi niñez, hasta los doce años podría decirse, inventé y cocine incontables pasteles para la familia, recetas inventadas, copiadas y mezcladas con lo que en ese momento sentía, incluso me acuerdo del inolvidable pastel estilo arcoíris que logré con la mezcla de todos los colorantes vegetales habidos en el mercado.
Después de esos tiempos vino la adolescencia, época que diría bastante común, no fui lo suficientemente rebelde como para recordarlo, pero siempre fui libre. En ese entonces me interesé por otros aspectos, empecé a tocar piano, aprendí francés, conocí chicos, la típica historia de colegiala; pero todo esto lógicamente me llevó a que dejara de lado mi gusto por la cocina dulce.
Muchos años después, casi diez según mis cálculos, he vuelto a sentir el aroma de un pastel recién horneado.
Gracias al montón de videos de recetas extremadamente fáciles que inundan las redes, así como una mañana grisácea inspira mis letras, estos videos inspiraron mis manos que quisieron volver a cocinar.
Me hundí entre las baldosas blancas y beiges de mi cocina y después de una muy detallada compra de supermercado, empecé a crear, a saborear y a sonreír.
Batí, amasé, mezclé, aplasté y horneé hasta sentirme satisfecha, pero, después de como 2 horas de congelamiento y otro par de refrigeración, cuál fue el resultado? mi primer cheesecake oreo de la vida.
El sabor fue insuperablemente espectacular, tanto así que sigo sintiéndolo mientras escribo, y el aspecto? también fue casi perfecto, me hizo sentir tan feliz que a la vez recordaba cada probadita a cada nuevo pastel cuando era niña.
Por suerte ahora se que la cocina no es mi enemiga, por lo menos por el lado del azúcar, y además me ha hecho sentir ese aleteo de orgullo en los hombros que solo una buena repostera siente.
Mientras se descubren más expresiones entre luz, letras y sabores, voy entendiendo que día a día descubro más a mi propio ser.

viernes, 6 de noviembre de 2015

La degradación del color (Boston+NYC)

Si bien mi último paso por Estados Unidos fue casi casi inmediato, los días hacían parecer al tiempo como más lento, digno del disfrute y el aprendizaje.
Empezando con una entrada llena de recomendaciones amorosas por parte de un policía de inmigración y terminando con una sinusitis digna de emergencias médicas cada minuto en territorio norteamericano hizo que mis días sean cada vez más interesantes.
Mi llegada a Boston inició con una lluvia de hojas de miles de tonalidades que iban desde verde esmeralda hasta rojo y por supuesto todas las degradaciones del café, amarillo y demás. Esto, para personas que viven en países con las cuatro estaciones puede ser un poco convencional, pero para mi, fue un espectáculo digno de innumerables fotos y suspiros, es así como descubrí mi clima ideal, el clima otoñal.
Paso a paso se iban sumando las personas a las que nos acercábamos junto con ella, esa mujer llena de vitalidad, con cabellera abundante, con ojos felices, esa capaz de contarme su historia miles y miles de veces y hacer que mi día explote de luz. Ella estuvo conmigo de principio a fin en esta aventura y es así como tanto su vida y la mía se juntaron más.
Nos acercábamos, pedíamos ayuda, tal cual como primerizas y pobres turistas, estábamos listas para llegar a nuestro destino arrastrando las maletas, gastando de una vez las ya débiles ruedas que sonaban y sonaban al ritmo de nuestro caminar.
Llegamos, sin esperar ni un minuto más decidimos salir a explorar, botadas en medio de Boston.
Caminamos y caminamos, recorrimos lugares desconocidos haciendo de nuestro principal alimento un "chicken burrito" que nos acompañó por toda nuestra estancia en Massachusetts. Este primer día nos daba la oportunidad de conocer esta ciudad, lo más pronto posible porque al día siguiente, nos transferiríamos a Cambridge, lugar de ubicación de una de las Universidades más reconocidas del mundo, casa que nos recibiría por todo el fin de semana.
Una vez al llegar a Cambridge y a Harvard específicamente nos topamos con una ciudad, otra más, nuestra idea convencional de "Universidad", una puerta principal, entrada, no más movimiento que el de estudiantes que iban de arriba para abajo con sus mochilas, pizarras y demás se desvaneció un poco al toparnos con gran cantidad de edificios de variados estilos arquitectónicos, centros de convenciones gigantes, una plaza llena de piedras con calabazas halloweenezcas encima y mucha, mucha gente.
En esta ocasión me recibiría una chica, que se ofreció a hospedarme en su dorm universitario durante mi estadía. Estos edificios copados de pequeños mini departamentos que no tienen cocina propia sino solamente cuatro habitaciones con el espacio justo y específicamente necesario para una cama y un escritorio y un baño compartido entre dos departamentos. Este lugar era muy acogedor, de esos que te llenan de energía y emoción apenas entras. Dejé mis cosas y de nuevo empezó toda la odisea de la caminata infinita hacia lugares no muy específicos pero seguramente interesantes.
La vuelta por Harvard me trajo muchos aprendizajes y una experiencia de amistad muy especial, las risas eran infinitas, y eso hacía que mi felicidad explote a cada minuto. Varios personajes me acompañaron en esta historia, personajes de todos los colores y tamaños, y eso si, cada uno de ellos lleno de una autenticidad innata y especial. Estos cinco personajes especiales hicieron cada uno un aporte en mi vida, porque un día que tiene 24 horas parecía de 48, así las horas se multiplicaban y una semana se convirtió en un mes junto a toda su sabiduría.


Tres días llenos de eventos, palabras, conocimiento, política, economía, ley y Latinoamérica llenaron mi cabeza, pero las noches llenaron mis recuerdos que los dientes muestran cada vez que se cuentan.
Después de Boston vino la capital del mundo, ciudad que me vio crecer en verano durante mi niñez y esta vez, como diez años después, me ve en mi recién cambiada piel.
La ciudad de la luz me recibía junto con una ola de dolores corporales que aunque se sentían bastante fuertes no me sucumbían en la miseria de una cama y unos kleenex.
Tenía dos días, solo dos para recorrer New York como nunca antes.
Eran las 7 am del lunes 2 de noviembre y salí, Union Square era mi destino y mi dolor el único enemigo, al subir las gradas del subterráneo y empezar a ver la luz sientes esas maripositas en el estómago, esas como cuando estás enamorada, pero este amor es más llenadero, un amor a lo conocido desconocido, un amor al reencuentro con el olor a New York.
Los minutos se acumulaban y mis fijaciones en la gente también, me gustan los ojos de las personas, los ojos que cuentan historias. Los ojos de una homeless teñida el pelo completamente de rosado, que pide dinero para comer pero si tuvo dinero para decolorarse el cabello, los ojos de la vendedora de Starbucks que me pregunta el nombre pero lo escribe mal, los ojos de la cajera de Urban Outfitters que me cree que las sandalias que están etiquetadas a $79.99 cuestan $19.99 y me hace el descuento, y así los ojos de los millones de habitantes de esa inmensa y culturalmente exquisita ciudad.
En medio de todo el gentío aparecía una pareja, un gringo tan gringo y una latina tan latina, tan distintos pero tan iguales, una pareja que con su historia escriben y dibujan el cuento de El Principito con cada latir.


Ellos y su amor me llenaban de emoción, de esa ternura que se despierta en mi libre corazón.
Al caer la noche se juntó un cuarto personaje a esta reunión de tres, era como el grupo clásico, el doble date.
Risas, historias, metros, hits, galletas, frío, tai food, curry, cervezas, whisky ginger, pizza y besos, innumerables, incontables y sensuales besos.
Eran las 7 am del miércoles 4 de noviembre y volví, Ridgewood era mi destino y mi dolor el único enemigo, pero esta vez el dolor era más de alma, dolor de nostalgia, dolor lagrimoso causado al final de cada capítulo de este sueño al que bauticé "vivir"












jueves, 29 de octubre de 2015

Welcome to U.S.A.

Después de haber sido aceptada para participar en el "2015 Harvard Initiative for Latin American Relations Conference", y que por cuestiones del destino encajaba perfecto dentro de las vacaciones de de mi noveno semestre, estoy aquí.
Es extraño volver a los Estados Unidos después de que me quedó claro hace mucho tiempo que ésta no es la tierra en la que podría plantar mis raíces.
Nuevamente entré a este país de la misma forma de siempre, chequeo de maletas, sacarse los zapatos y todos los metales, un toqueteo por aquí y por allá de una señorita que descubre mi arete del ombligo y así, hasta que llegó el control migratorio. Por suerte para mi, los nervios no son algo que me invade en cada viaje, al contrario de mi padre y que en realidad muchas personas en el mundo, yo solo soy, y generalmente me enfoco en los rostros de la gente que hace fila, en sus expresiones, en la diversidad de nacionalidades, en lo rico que es el mundo y en lo pobre e insignificante que soy yo en medio de la inmensidad. Al frente mío estaba una señora, de nacionalidad nigeriana, como pude ver de reojo en la portada de su pasaporte, claramente ella no hablaba nada de inglés, pero esto no era lo que me llamaba la atención, ella tenía en su cara escarificaciones, rayas hechas con algún objeto cortopunzante, una forma de tatuaje tradicional africano que sirve para distinguir entre una persona y otra, y bueno, como últimamente me he obsesionado con el mundo de la tinta eterna, este rostro era un foco de atención. Ella pasó adelante mío, y el agente de migración, un hombre negro, de buena estatura y con expresión alegre, que tal vez en su pasado pudo incluso tener alguna conexión genética con ella, estaba hoy llevando la batuta del poder, de el dependía si esta mujer entraba o no a los Estados Unidos; después de una conversación larga y tediosa que ponía a esta mujer con los pelos de punta, el agente, la dejó pasar.
Y aquí, seguía yo, este mismo agente migratorio me atendió, primero con una sonrisa de amigo incondicional, me trataba como si me conociera y eso me gustó. Después de hacerme todas las preguntas de rutina, no se por qué, ni en qué momento llegamos a una profunda conversación sobre amor y matrimonio, si, sobre el tema más extraño que podría hablar con un policía en el aeropuerto.
Todo empezó con una simple pregunta:
Policía: Estás casada?
Dani: No!!!! Tengo 22 años y creo que me falta mucho para casarme, aunque bueno, ni siquiera creo en el matrimonio.
Policía: Oye Amy! Ven a escuchar lo que me acaba de decir esta chica! (Y viene otra agente negra, con pinta de que manejaba muy bien las dos armas que le colgaban de cada lado de la cadera).
Pues bien, esta joven señorita me acaba de decir que no cree en el matrimonio! (Yo no podía hacer más que reirme y alzar mis cejas en tono de como si hubiese dicho algo totalmente del otro mundo)
Dani: Es difícil creer en el matrimonio, yo no necesito firmar un papel para sentirme comprometida con alguien por amor.
Policía: Alguna vez te has enamorado? Yo creo que te han roto el corazón!
Dani: Si, claro que me he enamorado, hace mucho tiempo.
Policía: Y nunca pensaste en casarte con este hombre?
Dani: No, nunca, el simple hecho de ver la versión tradicional del matrimonio. La fiesta, las damas, el vestido blanco, la gastadera de dinero, eso no es lo mío.
Policía: Pero, podrías casarte sin necesidad de fiesta y todo eso.
Dani. Bueno, si, pero y si luego me quiero divorciar? Es todo un largo trámite, prefiero ahorrarme trámites.
Policía: Yo me casé a los 21, mi esposa tenía 18, éramos unos niños! Llevo casado ya 13 años y la verdad es que recién hace un año descubrí el verdadero sentido del matrimonio.
Dani: Y bueno, cuál es el sentido entonces?
Policía: compartir tu vida junto a alguien, trabajar juntos para llegar a algo, descubrir que solo no vas a lograr tanto.
Dani: Y eso no te puede brindar una relación estable, libre, sin ataduras, sin papeles, sin ley?
Policía: Ehhh... bueno, sí, si tu te sientes seguro con esa persona, creería que si.
Dani: Entonces el tema del matrimonio viene por la inseguridad, pero esas inseguridades sicológicas se resuelven por otro lado, no con ir al Registro Civil.
Policía: tal vez con el tiempo cambies de opinión. Qué haces de tu vida? Estudias no?
Dani: Si, estudio leyes y fotografía.
Policía: Eso explica todo, tienes un mundo muy diverso, te relacionas con polos opuestos y tu cabeza crece y crece, por eso dudas de todo no?
Dani: De todo en cuanto pueda mientras no haya una respuesta lógica y comprobable.

Pude haber seguido con esta conversación por mucho tiempo más, con un té en mi mano y en medio de una plaza, pero el tiempo se me venía encima y más que esto, la gente que nos miraba a los dos con expresiones de ansiedad mientras ambos reíamos y continuábamos con nuestra amena conversación.

Me selló el pasaporte, me deseó un buen viaje y que alguna vez nos volvamos a ver en medio del inmenso mundo. Deseo lo mismo, volverlo a ver, y tal vez en ese momento podría estar casada o tal vez no, eso se lo dejo a la vida y al resto de los días que me quedan por vivir.

Y que empiece la aventura estadounidense.


lunes, 19 de octubre de 2015

Entre tintas de color

Después de varios años de planear el diseño exacto, de revisar colores, técnicas, tintas, etc, decidí que la perfecta ocasión sería para conmemorar mi cumpleaños número veintidós.
Todo se dio de forma perfecta.
En mi ciudad se celebró (y digo celebró porque no hay otra forma de describirla más que como una fiesta) del 25 al 27 de septiembre la 3era Convención Internacional del Tatuaje "Mitad del Mundo" y para mi fue como una señal divina.
Mi idea, en un principio, era ir a la convención para apreciar el trabajo de todos los artistas y así poder escoger a quien sería el que me tatuaría por primera vez.
Al llegar, bajo el sol capitalino, la fila se tornaba interminable y cada vez se sumaba más gente a la curva hacia la entrada. Tras casi una hora de espera finalmente llegamos a lo que sería uno de los mejores momentos de mi vida. Me sentía en un parque de diversiones, quería hablar con todo el mundo, fotografiar cada uno de los detalles de cada tatuaje, las expresiones de las personas que ese día dejaban un poco de lado su humanidad para convertirse en un lienzo; mi emoción era indescriptible.
El tiempo fue pasando, y todavía no me sentía convencida, todavía no había encontrado al "artista perfecto".
El calor y el gentío nos estaban aturdiendo pero le di una última oportunidad, al último tatuador, de la última esquina, ese que al siguiente día me regaló una de las mejores y eternas expresiones de mi impregnadas en mi piel (aunque suena un poco redundante).





Richard "Chucky" a la izquierda, Damian Carnicero a la derecha. 
Me acerqué a ese stand improvisado y empecé a conversar con una de las personas más auténticas que he conocido, Richard alias "Chucky" . El, un año menor a mi, había tomado decisiones en su vida que yo, a esta edad, creo que no podría tomarlas; el decidió convertirse en el primer ecuatoriano modificado. Lo que más llamaba la atención de su apariencia no eran los incontables piercings y expansiones que colgaban de sus cejas, orejas, nariz y pómulos, lo que me nublaba la mente eran sus ojos (por más romántico que suene). Hace alrededor de 6 meses, Richard, se sometió a un proceso conocido como "eyeball tattoo" por medio del cual el globo ocular (la parte blanca del ojo) adquiere cualquier tonalidad al inyectarle tinta, en este caso, un tono turqueza.

Richard se estaba tatuando en el muslo izquierdo un diseño muy llamativo lleno de vibrantes verdes, amarillos, azules y rojos envueltos en una serpiente con cara de estranguladora, un águila en vuelo a punto de atrapar a su presa y un cráneo humano. El responsable de tal maravilla, Leonardo, yacía agachado mientras seguía específicamente una línea recta, que para mi era totalmente imperceptible, dentro de la que rellenaba de color.
Mientras el sonido de la máquina no paraba, Richard me mostró muy orgulloso su nueva transformación, abrió su boca y estaban todavía claros los puntos de la sesión de bifurcación de lengua que se había realizado hace menos de una semana en manos de su "médico transformador", Damian Carnicero
Mis temores sobre el dolor y el cuidado de lo que sería mi primer tatuaje se desvanecieron en unas pocas palabras:
Dani: Y.. te está doliendo?
Chucky: Alguna vez has mentido?
Dani: Qué? eeeh... bueno si, sí he mentido, como toda la gente.
Chucky: Me encanta tu sinceridad, es difícil encontrarme con chicas que me respondan sin dudar.
Dani: Jaja gracias, pero en serio, dime, cómo manejas el dolor?
Chucky: Hay una cosa bien clara con respecto a los tatuajes, te duelen, sí, pero más te duele una mentira.
A pesar de esta imagen personal, que para muchos podría ser hasta un poco tenebrosa, a mi Chucky me pareció una de las personas más seguras, honestas, directas y sinceras que he conocido.
Después de esta frase solo tenía miles de historias atravesadas en mi cabeza, cientos de hipótesis sobre como debe ser o debió haber sido la vida de Chucky, para que decidiera transformarse de forma tal que con cada cambio se fuese pareciendo más y más al personaje de las películas de terror que tanto pánico me causó durante mi infancia.
La conversación con el era fácil, llevadera, muy divertida, y eso creó en mi una confianza tal que en ese preciso instante le dije a Leonardo que quería que él me tatuara. Accedió de inmediato, le mostré los diseños, las ideas que había visto y en menos de cinco minutos había tomado una cita para una sesión de tatuaje con "Leonard Scott", quien había ganado el primer lugar de la feria el día anterior.

Al salir, no podía contener mi felicidad, hablaba muy alto, hasta gritar, mi sonrisa era inmensa y la ansiedad por la espera de, menos de 24 horas, para mi "wisdom feather" me daba vuelcos en el estómago.

Esa noche fue una de las más largas, tras varias copas veíamos llegar el amanecer, eran ya las cinco de la mañana del domingo 27 de septiembre, en cinco horas más empezaría mi sesión.
Desayunamos junto con mis mejores amigos, tomé mi auto y manejé lo más rápido posible.

Al llegar otra larga fila me esperaba, pero eso, al contrario de ser una mala racha, me ayudó a conocer a gente nueva. Parado junto a mi se encontraba un chico, con notorios tatuajes en sus brazos pero estaba acompañado de su padre. Esa imagen me transportaba a un mundo de libertad falsa, de esa "libertad" que está hiper limitada por las rejas del control parental.
A mi derecha estaban dos amigos que hablaban con ese acento que te trae consigo las olas del mar como fondo, ellos también muy divertidos me preguntaban sobre mi tatuaje, querían explicaciones, descripciones y yo fácilmente se las di. Les encantó mi idea.

Finalmente entré y sin dudar me dirigí directamente al stand de Leonardo, ahí vi un nuevo premio, primer lugar a la categoría old school obtenido el sábado gracias al tatuaje de Chucky.
Ya no tenía miedo al dolor, no podía esperar a ver los resultados.

La preparación fue intensa, plásticos por aquí, sonido de máquina por allá, uno que otro ajuste con herramientas muy precisas, me saqué mi tank top y finalmente me acosté en un tipo de camilla lograda con la simple unión de tres sillas.
Cuando ya estaba totalmente instalada escuché la voz de Leonardo: "Bueno linda, empezamos" y llegó el tono de "bbbzzzrrrr", sentí el primer pinchazo.
Regresaba a ver a cada tanto, esperando más dolor, pero nunca llegó ese momento al que tanto temía, el dolor fue tan ligero que se volvía placentero con el tiempo y mientras mi pluma tomaba forma, solo podía darle una pequeña mirada porque ni siquiera quería respirar para que mis costillas no se hincharan y causaran movimiento en medio de una recta.
Una hora y media después, y con 20 centímetros de un tatuaje "side boob" ya en mi costilla, terminamos.

Me lo vi una, y otra, y otra vez, revisé las fotos, no podía tocarme pero estaba atravesando niveles de felicidad absoluta.

Tres semanas después, sigo admirando mi tatuaje a diario, y tengo claras las ideas de los otros que vendrán.

Y así, puedo definir a mis veintidós años como los mejores, hasta hoy.

My wisdom feather,
Side Boob Tattoo. 



martes, 16 de junio de 2015

"Y no nos da la gana, ser una colonia norteamericana"

Después de casi una semana y media de multitudes de ciudadanos caminantes que buscaban diferentes objetivos políticos, entre ellos, la destitución del presidente, el archivo de los proyectos de impuesto a la herencia y plusvalía, etc; y por otro lado, los partidarios del gobierno, que buscaban como ellos dicen "defender la democracia", mi estado emocional se volvía un cúmulo de sentimientos, entre esos la clara preocupación por el exceso de cobro estatal, que, en mi opinión, es demasiado alto para los servicios que recibimos y por otro el cansancio, agotamiento completo a seguir escuchando el mismo discurso político que he venido escuchando desde el 2007.
Si bien, es clara y definida mi ideología política izquierdista y no hay duda de que reconozco y admiro la gran cantidad de obras realizadas por el gobierno de la "Revolución Ciudadana"; existe también su contraparte, un cúmulo de discursos agresivos que son casi parte del estilo de gobernar del régimen, varios escándalos relacionados no con el presidente, pero si con sus allegados cercanos y un sin fin de chismes que el boca a boca no deja de mencionar.

Este tiempo, que podría catalogar como una especie de caos y confrontación, ha hecho que yo trate de escapar. Mientras a diario las notificaciones sobre más y más marchas se publican, trato de introducirme en lo que me pueda servir como alivio. A pesar de que mi relación con la política es muy cercana y me lleva a la creación inmediata de millones de ideas que reposaban dormidas en mi subconsciente, creo que es tiempo de un "basta ya".

La fina línea que divide la obligación ciudadana del entrometimiento estatal en este punto es un poco imperceptible.
Los cánticos revolucionarios que han repetido mis padres y yo misma, se sienten aburridos ya.

Aunque siento terror de que exista siquiera la remota posibilidad de un nuevo control derechista para el Ecuador, necesito también un cambio de visión, una verdadera prueba de amor a la patria que me permita zafarme de estos nudos y dudas políticas, no se si esperar eso de Rafael Correa, tomándolo como el principal personaje de todo este proyecto político, o si buscar que con solo mirar la risa de un niño que tiene el desayuno escolar y educación gratuita mi corazón pueda llenarse lo suficiente.

Por mi lado, mi cabeza no ha cambiado, pero si mi nivel de convencimiento.
Y ahora la pregunta es: ¿Qué es lo que vendrá después?.






jueves, 4 de junio de 2015

Escribiendo con luz

Es difícil tratar de definir pasiones, es más, puede ser que no quiera hacerlo, pero aún sin determinarlas claramente, tengo bajo la mente que debo encontrar formas de expresión.

Mis pasiones las entiendo como formas de reflejarme, maneras de salirme de un círculo que me ahoga con .
Mi vida se ha desarrollado alrededor de una concepción individual, independiente y hasta solitaria para muchos, es así como, mientras la web se convertía en mi mayor fuente de aprendizaje y buscaba complementar mis muy básicas nociones artísticas con videos tutoriales, apareció la luz.

Mis días se llenan uno a uno de una gran diversidad de acciones, y entre estas apareció la luz.

Los recuerdos son ideas que en mi no son muy perpetuos, hay momentos que simplemente se bloquean o borran de mi subconsciente para evitarme el sentir dolor; pero por sobre estos, hay otros que no quisiera que se eliminen y así apareció la luz.

La forma romántica y sensual de desarrollar esta pasión se mezcla con la que tengo como más antigua, el escribir.

Escribir con luz.

Pero de qué forma puede mi corazón escribir con luz y no con letras?

Planeo;
Miro;
Siento;
Vivo;
Capturo;
Edito;
Revelo.

Voy contando los rostros y los sentimientos, las realidades humanas, como el significado de la vida se define en cada ser y es justamente ahí donde suena el "click".

Aunque mis manos no nacieron precisamente dotadas para que con simples colores le de un nombre al arte, mi alma fue creada para sentir más allá de mis propios latidos.

Muchas veces, en medio de imágenes que mi cerebro creaba y que la realidad no podía ver, mis labios solamente pronunciaban "quisiera que mis ojos fuesen una cámara", ahí, justo cuando recostada en medio de un césped casi seco veía, pero no podía contar, una inmensa cantidad de estrellas recubiertas de plata, entendí finalmente que debía empezar algo nuevo.

La sed de aprendizaje me lleva a inmiscuirme en extremos mini mundos, de esa forma he venido saciándome poco a poco; a pesar de que quedan varios universos más, dentro de uno ya me siento ciudadana.

Fotografía extraída desde: Clases de periodismo, http://www.clasesdeperiodismo.com/2014/06/09/la-evolucion-de-la-camara-fotografica-en-un-grafico/

















miércoles, 3 de junio de 2015

La tienda de Rafaela

El amanecer quiteño;
Las casitas de juguete que van una a una formando un arcoíris de emociones;
La neblina que baja desde el Pichincha y cubre con su manto lúgubre e inyecta de hielo los huesos de los caminantes;
Junto a esa mezcla de colores se despertaba una mujer;
Madre de seis;
Abría sus ojos día a día para atender su tienda;
Iban llegando los compradores, con distintos requerimientos, todos siempre cumplidos;
Uno a uno salían los chiquitos, cinco hombres que cuidaban a una sola hermana;
Corrían con diferentes destinos, a la escuela, al colegio, a la universidad;
Entre esos corredores estaba mi padre, pequeño, lindo, afanoso, dulce;
Todas las historias que recorrieron mi memoria desde la niñez se centraron en esta mujer;
Rafaela;
Y mi idea de ella cada vez es más noble;
Me la imagino hermosa, fuerte... luchadora;
Ella es ese ejemplo de mujer que todas quisiéramos seguir, el prototipo perfecto;
Cada foto en blanco y negro;
Cada pintura reproducida de su rostro;
Cada recuerdo contado;
Hacen que mi mente cree imágenes, dibuje ideas y atesore verdades que, aunque nunca sabré si certeras, son las que en mi sentir representan a aquel ser, mi abuela.  

martes, 31 de marzo de 2015

Mi café

Los miedos van invadiendo mi mente una vez más junto a tu sonrisa;
Mi cerebro da vueltas constantes,
Se pierde entre ideas y el ser;
El cielo blanco grisáceo camina al paso de tus labios;
La danza de la agonía me lleva a traer recuerdos,
Y yo, incapaz;
Todos los tintes y colores que rodean tu mirar,
Hacen que mi mano innegable busque acariciar;
A través de la espuma color canela,
Y con tu imagen aún dentro de mi,
Me voy acostumbrando a esta soledad tan mía,
Mía porque no hay nada más que yo y el ruido;
Perdiendo poco a poco la noción del tiempo,
Tus historias se van desvaneciendo bajo las sombras de mis pupilas;
Quiero huir de tu nombre,
Me uno a la fila de sollozos;
En mis fronteras, en el mismo espacio,
Mi espíritu se expande en busca de mi alma,
Aunque de mi caen una y otra vez las hojas verdes,
Vuelven a caer sin importar lo otoñales;
Los pasos se sienten como eternos y escucho todo como un grito;
La espuma desapareció;
Y solo queda el último café.


domingo, 11 de enero de 2015

¡Je suis Charlie, Je suis Ahmed!

Tras ver esa peculiar expresión de tristeza en el rostro de mi hermano, esa que la veo muy pocas veces, pero más que verla, la siento; se vinieron sobre mi varios días de bombardeos mediáticos, de fotografías del pánico, de miedo transmitido por el aire, y es ahí cuando me doy cuenta que aquí, al otro lado del charco, la realidad se ve distinta e incluso en ocasiones llega tan cubierta de neblina que ni siquiera se la logra ver.

Desde que una parte de mi alma se mudó a la ciudad luz he tratado de dividir mi corazón y mi vida, y desde ese momento también empecé a comprender y a aprender a la vez sobre miles de mini mundos que giraban a la par del mío, este último al que siempre vi como insignificante.
Es difícil que a más de quince horas de distancia, con seis horas de diferencia, en este mini mundo se pueda comprender cuan inmensa es la guerra yihadista.
Posteriores reacciones se vieron; los gritos de lucha en la plaza de la República en París, el movimiento en redes, incluso el dolor, las lágrimas de Francia entera; y es así que con mis letras me uno a ese mismo sentimiento.

El derecho a la libertad de expresión fue uno de los más discutidos en la palestra pública ecuatoriana, llegando a una promulgación de ley y a incontables insultos de lado y lado del poder. Esto hoy se ve hasta ridículo cuando doce artistas mueren en un Estado donde los niveles de libertad son casi una utopía, porque a ésta se la concibe bajo unos estándares que en éste, mi mini mundo, jamás existirán.
Aquel iluminado día en el que la gente pueda concebir de otra forma ciertos hechos que pasan en otras sociedades, bajo otras lógicas humanas, solo en ese concreto día se podrá hablar de la paz.

El Charlie Hebdo es uno, pero lastimosamente no el último.
El Hamburguer Morgenpost es otro, y tampoco el último.
Ahmed Merabat también fue uno.
Los hermanos Kouachi han muerto.

Mi sensación se vuelve muy profunda, más allá de la tristeza, más allá del temor; porque mi dolor se conecta con la distancia, con ese pequeño ser que tiene una distintiva forma de correr y que duerme con su "doudou", con esa mujer que me hizo muchos postres de cumpleaños y me regaló en ella misma una hermana, con ese hombre que me comparte sus letras, su música, mi sangre y todo mi amor, con esa mi mitad de corazón que vive en el distrito parisino número 10.

miércoles, 7 de enero de 2015

Cuba, La Tierra Roja

29-12-2014

Último Día en la tierra cálida de la Revolución,
Todo se tintura de rojo sangre y negro duelo,
Los recuerdos del proceso revolucionario te invaden el alma desde que te da la bienvenida el olor a tabaco, cigarro, habano.

Transportarte hacia los 60's, 70's mientras que en el resto del mundo el capitalismo te aplasta.

56 años de Revolución, y mientras los años se suman, también la miseria.

No hay lágrimas suficientes, ni palabras que alcancen describir como se te hace chiquito el corazón cuando la gente se pelea por un jabón.

El rojo, blanco y azul de su bandera estrellada, limita los colores que pintan cada esquina de este país. Sus insignias deberían verse como un arcoíris con un sinnúmero de variaciones y tonalidades; porque así es Cuba, entre claro y oscuro.

Cientos de ideas se me han venido a la cabeza con relación a qué hacer acá. Y se eleva ese sentimiento de responsabilidad, ese que se siente cuando sabes que alguien sobrevivirá con $20 durante todo el mes.

Aún así, el griterío mañanero, el acento costeño, la música, los frijoles y la felicidad son muestra insigne de su valentía.

Y evoco esas palabras casi repetidas que decía cada amigo cubano que se acercaba en cualquier esquina:
"¡Ah! Pero entonces son de Ecuador?"
 "Todos somos los mismos".


martes, 6 de enero de 2015

Diez meses de historias



Después de un día de inestabilidad y de funcionarios que no sabían que hacer conmigo, ahora tengo más claro el panorama.

Sentada, detrás de una ventanilla, con las espaldas de dos televisores LCD junto con varias sillas rojas como mi mejor horizonte veo pasar las horas.
Invadida de procesos, en su mayoría de "night clubs", mi cabeza comienza a transportarse a los momentos, a los escenarios, a los rostros de féminas con mínima ropa, una a una ocultándose de la ley, a las expresiones de varones sedientos, al entrecejo del "chulo" y es entonces como empiezo a llenar, una a una, las celdas del programa Excel más clásico.

2 mujeres me acompañan a los costados, aunque el silencio nos invade y parecen no existir, trato de imaginarme a mi misma disfrutando de lo que estoy haciendo con la Mala Rodríguez como la mejor compañera, pero no existe otro sonido que el del aire y a veces una que otra risita de fondo.

Diez meses de historias.

El tono verde de los sellos de clausura se van impregnando en mis dedos después de tipear información de alrededor de 30 de ellos.

Entra una mujer, con imagen débil, el típico "look" de serrana de Ecuador, y le llora a Eugenia a mi lado izquierdo, aduce que no vende licor y que su "picantería" es su fuente de sobrevivencia; después de varias escenas entre graciosas y tristes, tiene una nueva oportunidad para vender cerdo hornado.
Se va feliz, aunque advertida de lo que podría pasar.

Las divisiones de vidrio, la mezcla de temperatura de nevados a mares, los escritorios de falsa madera, las computadoras HP, las sillas con ruedas y muchas impresoras arman un ambiente muy distinto al mío, uno tan estrictamente físico, tanto cemento y tan poco color, vida, luz.
Claramente voy descubriendo que no puedo encerrarme en un solo lugar, que nunca podré mantenerme atada a un espacio, día a día, 8 horas, 40 horas, 160 horas...

Y así seguiré  por las próximas 593.

DSRC

jueves, 1 de enero de 2015

Tras tres horas de sueño desde el 2014.


Enfrascada entre las tradiciones y las realidades, el primero de enero de 2015 me ha traído varias nuevas ideas.

Habiendo recorrido en dos horas y media caminos desconocidos, llenos de verde naturaleza y curvas ostentosas, para luego reencontrarme con el pequeño poblado que en mi niñez albergó al más grande donante artístico familiar, se me cruzan por la cabeza una inmensidad de recuerdos; es que el simple hecho de llegar ya se convierte en un recuerdo.

La energía inmensurable desprendida desde los mármoles de su tumba, inyectada en los instrumentos empolvados que ocupan toda la vista del espectador que apenas se aproxime a la puerta de la hoy "moderna" casita de pueblo del altiplano me transportan a un mundo paralelo, que se siente como pasado, pero se vive a la vez.

Entre sonidos y olores clásicos de mercado, también estaban mis "pasteles" favoritos, de esos que eran de azúcar y de sal y que podía comer sin parar, día tras día en el tablado de los toros de pueblo.

Y así, un día en esa tierra es una fácil muestra de quien soy, de dónde vengo, del por qué de mi.
Los cuestionamientos siguen creciendo y las respuestas son cada vez más abiertas.

DSRC