lunes, 31 de diciembre de 2018

Barcelona, la nueva casa

El 3 de septiembre del 2018 inicié una de las vivencias más enriquecedoras de mi vida.
Viajé 19 horas, atravesé un océano entero y llegué a esta ciudad que desde hace 6 años atrás me había abierto sus puertas con ese sutil coqueteo que produjo en mi las ganas de volver por más.
Desde ese 3 de septiembre hasta hoy han pasado casi 4 meses, y yo llegué simple, con dos maletas, unos cuantos euros y un título universitario bajo el brazo pero sobre todo traje en mi corazón las hermosas caritas de Nikola y Julian.

Este tiempo se ve eterno, lo siento como años, décadas y cada día se va sumando más y más a lo que ha significado esta ciudad, mi nueva casa.
Siempre me ha llamado la atención la idea de "salir de la zona de confort" para encontrarte, para auto conocerte y vivirte; y, pues todo ha sido tal y como lo pensé: difícil, costoso, duro.
Alejarme de las montañas, de las calientitas manos de mi madre y de los sabios consejos de mi padre nunca había sido tan gratificante
¿Qué palabra existe en el diccionario que pueda mezclar la tristeza, la felicidad, el miedo y la fortaleza? CRECER.

Crecer significa levantarme con toda la desesperación de encontrar un buen lugar para vivir y acostarme con el terrible sentimiento de la discriminación impregnado en mi piel.
Crecer significa abrir la refri y ver que solamente puedes desayunar un resto de yogurt y un pan.
Crecer significa llegar a casa caminando a las 4 de la madrugada sabiéndote cuidar.
Crecer es vivir, es saber qué decir, qué hacer o por lo menos intentarlo.

¿Cuánto ganas? ¿Tienes contrato de trabajo? ¿Me muestras tu nómina? algunas palabras eran hasta incomprensibles.
Nómina, dícese del listado de cosas o... personas, pero ¿nómina? ¿¿¿¿acá significa pagos???? sueldos, derechos salariales y yo no soy trabajadora, vuelvo a ser estudiante y vuelvo a formar parte de los soñadores que buscamos aprender más y más para así tener ganancias económicas dignas del nivel de sabiduría, aunque suene absurdo y este estatus no me permitía encontrar un hogar, no me daba la oportunidad de conseguir un bendito piso que realmente esté lleno de mi energía.

¿Dónde estaban mis padres cuando me discriminaron?
Pensando que estaba muy feliz y efectivamente lo soy, lo estoy, pero hubieron días en que no lo fui y esos días pasaron, ahora estoy aquí cómodamente sentada en el sillón del salón con todas las decoraciones que medianamente pude personalizar y recibiendo la inmensa luz natural que atraviesa las enormes ventanas de esta, MI CASA.

¿Dónde estaban Nikola y Julian cuando una niñita en el metro me sonreía? ¿O cuando dos hermanitos se caían del coche? Seguramente los dos en la escuela y sí, extrañándome tanto como yo a ellos.

Barcelona me ha mostrado razones para cada una de las actuaciones de la vida, razones para sonreír, para llorar, para comprar, para botar, para reciclar, para limpiar, para dormir o no, para leer, ver, soñar, sentir y amar, a esta ciudad le debo mi nueva versión con un nuevo tatuaje y dos piercings re hechos, con el mismo cabello, con los mismos gustos y esencias pero sobre todo con las nuevas y delirantes ganas de brillar. 

Así empecé y no sé cómo terminaré o tal vez no acabe nunca, tal vez tengo muchos temas pendientes aún pero no sin antes llevar en mi ser, mis raíces, mi tierra, mi acento y mi inmenso amor familiar.

Que se venga un nuevo año que aquí estoy yo.