viernes, 18 de enero de 2019

Vivas nos queremos

Eran las 7 de la mañana del 16 de enero del 2019, estaba empezando a conectar mi cerebro después de una noche de sueños profundos, me acerqué a mi teléfono y lo primero que vi fue una noticia del diario ecuatoriano que reviso cada hora, cada día, como con ese ímpetu y emoción que crece cuando dejaste tu país.
Una a una caían las lágrimas de mis ojos y tenía la piel helada, como sintiendo el dolor de Martha.

Vivas nos queremos y no solo por ser mujeres, porque somos humanas.
Vivas nos queremos porque sentimos, igual que tu, igual que todos.
Vivas nos queremos porque tenemos derecho de sentir placer y no somos objetos sexuales.
Vivas nos queremos porque sí, porque nacimos, vivimos, trabajamos, nos educamos y amamos.

Espeluznante, como la más tenebrosa película de gore es imaginarse un espacio lleno de sangre, sangre roja y latente de una mujer que llora, de una que sufre por las sádicas, absurdas, psicóticas mentes de esos tres.

El mundo no es horrible, la gente no es horrible, los hombres no son horribles, lo son ellos, estos tres personajes fanáticos de "La Manada", de los violadores seriales, de la perpetua felicidad en medio del pánico y el trauma.

Y qué hace falta para que no sigamos sufriendo? y lo digo en plural porque la agonía de Martha también la puedo sentir yo.
Las leyes se pueden seguir viendo externamente como letras frías impregnadas en un papel, pero no, no lo son porque son el camino y la guía de la búsqueda de una justicia, aunque efímera.

El mundo es justo?
No
Qué es la justicia?
La nada y el todo, la búsqueda soñada de la perfección.
Pero es la justicia la que le devolverá a Martha la estabilidad, la felicidad, la paz?
No, eso no lo hará, pero escenas como estas no deben seguirse viendo.

No quiero tener una hija porque temo.
Sí quiero tener una hija porque quiero ser madre, pero jamás querré verla sufrir, quiero que sea feliz como yo y si es un niño también quiero que sea feliz y que nunca existan barreras, diferencias ni limitaciones por género.

Soy una soñadora, de esas a las que les gusta seguir soñando sin despertarse de golpe y peor aún acompañada de tintes rojos en el pico de una botella.

domingo, 13 de enero de 2019

Me dio ganas de escribirte

Mientras tocaba tu espalda iba sintiendo el dulce sonido de tus formas,
Fue extraño sentirme tuya, porque parecía como si lo hubiese sido desde siempre,
No encuentro barreras ni edad diferenciada entre los dos,
Nos encuentro en una misma mirada y en el sensual sabor de tus labios.
Me dio ganas de escribirte con un rotulador en la frente,
De dejarte claro que quiero tenerte,
Mientras voy distinguiendo suavemente tus gustos al son del latido de tu corazón,
Voy explorando tus manos, tus dedos y tus huesos,
Voy percibiendo tu olor en mi y la sensación que me dejaste al partir,
Esa sonrisa absurda mientras sigo teniendo claras las imágenes de esta noche,
Y mis gritos,
Y mi felicidad,
Vuelve a mi el nerviosismo adolescente, pero ahora un poco al borde
Me dio ganas de amarte con todas las letras del abecedario,
Imaginarme una vida a tu lado completamente llena de laberintos,
Tus risitas emocionadas al mostrarme tu arte cada mañana,
Y me fui creando una versión de los dos después de una sola noche.
Me dio ganas de escribirte,
Para no olvidarnos
Para volver a ti de aquí hasta todo lo que nos queda por vivir.