lunes, 19 de septiembre de 2016

El fitness empieza por el cerebro

Después de casi un año lejos de las letras y de tantas experiencias en este nuevo estilo de vida "fit", tengo mucho que contar.
Todo este movimiento mundial dirigido a una vida saludable, entrenamientos fuertes y dietas estrictas se ha convertido en una moda que muchos están siguiendo ahora.
Si empiezo por aclarar que una vida en el fitness no es una moda, se podrán dar cuenta que esto no se centra en comprarte el nuevo modelo de Nikes para el gym, no se trata de seguir una dieta extrema que haga que te conviertas en una persona despreciable con la que nadie quiera ir a almorzar y que cuando pidas una hamburguesa le saques el pan, no te comas las papas, y hasta tengas que darle a alguien más ese trozo de carne jugosa por no sentir cargo de consciencia, esta vida no se basa en dedicar todo tu día al gimnasio para luego salir y seguir sintiéndote insatisfecha con tu cuerpo, con tu esfuerzo, con tu sudor; NO! esta vida no es así.
Después de cinco años de ir experimentando y rotando de deporte en deporte, iniciándome en el Tai-Chi para luego seguir con el triatlón, que me trajo muchas satisfacciones por cierto, pasando por muchos tipos de yoga y luego descubrir que mi verdadero yo está en las pesas, fui aprendiendo poco a poco que el fitness empieza por el cerebro.
Muchas personas que comienzan su entrenamiento desarrollan con el una especie de obsesión poco sana y voraz, en principio por falta de conocimiento y a mi me pasaba lo mismo, y consecuentemente por una sed insaciable de lograr un estereotipo de belleza marcada que cada vez se va convirtiendo en algo más extremo.
Una rutina de ejercicio para mi no significa un castigo, un esfuerzo, para mi es un verdadero placer; lo que si significa una penitencia es no poder ir al gimnasio.
Durante la última semana tuve un pequeño problema en el pie y eso no me permitió entrenar, pero es en esos momentos en los que mi cabeza va absorbiendo más la noción de equilibrio.
Yo intento lograr el punto de equilibrio en mi vida en general y más aún en algo que se vuelve tan adictivo como el ejercicio y me he dado cuenta que con un pasito a la vez lo puedo lograr, entonces viene una cuestión muy importante: yo entreno para mi, porque me gusta, porque me apasiona, porque me hace sentir bien, porque estoy saludable, porque no tengo exceso de peso y sobre todo porque me gusta como y quien soy; entonces, si falto un día al gimnasio, no me voy a morir; si me como un pedazo de pastel, no voy a ir corriendo al baño a vomitarlo; si no quiero hacer cardio, no significa que si no sudo el ejercicio no funciona; ¡no! El éxito está cuando das lo mejor de ti, cuando sientes que tu esfuerzo te hace sentir bien y si puedes esforzarte más, ¡hazlo!

Una vida de entrenamiento físico y dieta balanceada es eso, una vida, un estilo, la forma que yo escogí para vivir; no es cuestión de una época, de unos días o meses o de cumplir una promesa de año nuevo, es un modo de ser que todos pueden lograr por el simple hecho de que tienen un cuerpo.

Yo soy una mujer de lágrimas, de emociones fuertes y ver los Juegos Paralímpicos, o los corredores de la 15k que llegan exhaustos después de recorrer casi toda la ciudad junto con su silla de ruedas a mi me llena el corazón.

Para muchos el ejercicio es una tortura, para otros una adicción, pero también habemos los que encontramos el punto medio, para mi el ejercicio es alegría, terapia, desahogo y amistad, porque además de regalarme beneficios físicos, el ejercicio también me ha regalado buenos amigos, gente maravillosa de la cual aprender día a día.



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